Cuando el biólogo Juan Pedro González-Varo pasea por el bosque de Garrapilos, a unos kilómetros de Jerez de la Frontera, puede ver la red de interconexiones entre los árboles y las aves que los sobrevuelan y dispersan sus semillas por el paisaje. Pero no es una exageración ni una licencia poética. Este investigador de 42 años y su equipo de la Universidad de Cádiz han conseguido identificar qué especies concretas comen las semillas de los árboles, cómo se desplazan y en qué lugar exacto las expulsan tras digerir la pulpa de sus frutos, colaborando así a su dispersión. En otras palabras, han conseguido por primera vez radiografiar cómo se expande un bosque.
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