Una democracia real necesita que los ciudadanos dispongan de información veraz y de una mínima capacidad de análisis para poder ejercer de manera efectiva sus derechos políticos. Si eso no se cumple el sistema es una simple fachada vacía de contenido, en donde los ciudadanos pueden ser manipulados y engañados con facilidad y en donde por tanto, no pueden tomar ninguna decisión con conocimiento.