No me digáis que no os llama la atención esto que me encuentro en Facebook, enlazado desde la cuenta de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico:
Una publicación del grupo Mujer Consciente, que se describe tal que así:
"Buscamos formar una comunidad de mujeres conscientes de su cuerpo,
conectadas con su menstruación, y sobre todo, con su SER".
No había oído hablar de esta variante de la reflexología, que en la Wikipedia definen como "la práctica de estimular puntos sobre los pies, manos, nariz u orejas (llamados «zonas de reflejo»), basada en la creencia pseudocientífica de que ese masaje tendría un efecto beneficioso en un órgano situado en otro lugar del cuerpo". Pies, manos, nariz u orejas. La imagen de arriba, evidentemente, no se corresponde con ninguno de dichos apéndices. De hecho, ni siquiera es un apéndice. Es una vulva.
¡Qué maravilla, la reflexología vulvar! ¡Qué pena, que la mitad de la población no podemos beneficiarnos de sus gozosas propiedades terapéuticas! Un buen masaje por toda la zona, bien mediante digitopuntura o mediante ¿linguopuntura? (al texto de la imagen me remito), y adiós achaques, especialmente de corazón...
Esperad a que se enteren los terapeutas alternativos, que se van a apuntar muy rápido a la reflexología vulvar. O a lo mejor es que soy un malpensado, que también.
Una estupidez más de la Nueva Era, una más de la versión "feminista" (no, el feminismo no es eso), como estas de las que ya os hablé:
Salud y pensamiento crítico.