jueves, 22 de marzo de 2018

Stephen Hawking fue un vendedor de pócimas milagreras que prueba la decadencia moral, espiritual y estética de nuestra era #La Ciencia y sus Demonios #noticias


Aunque España es un país más que curioso, en donde se favorece la ignorancia y la superstición y se persigue a la inteligencia, a veces el despropósito puede llegar a alcanzar cotas inimaginables del más ofensivo ridículo.

Con motivo del fallecimiento de Stephen Hawking, quizás una de las mentes más brillantes que dio el pasado siglo XXI, multitud de medios de comunicación se hicieron eco de sus más que importantes logros científicos. Y así le dedicaron diversas columnas de opinión, generalmente firmadas por físicos españoles de reconocido prestigio internacional, que ponderaban su infatigable trabajo y sus más que evidentes logros a pesar de la más que terrible enfermedad que padeció durante décadas.

Sin embargo uno de los principales periódicos españoles, el decano de la prensa escrita, decidió encargar a uno de sus más que "particulares" (dicho como máximo eufemismo para  que no se me dispare la tensión arterial y acabe con un infarto de libro) colaboradores la reseña del triste obituario. Y este más que incalificable personajillo, que únicamente puede medrar en el nauseabundo ecosistema de las cloacas "periodísticas" patrias, se dedicó a soltar tal cúmulo de ofensivos exabruptos hacia la persona y el trabajo del más que reconocido físico en un "artículo" cuyo título (El charlatán Hawking) ya lo dice todo, que el mismísimo presidente de la Sociedad Española de Física española ha tenido que llamar a capítulo a un periódico que ha sobrepasado todos los límites de la decencia, abandonando el más que minúsculo resto de rigor y calidad que pudiera quedarle.

P.D.

Les dejo con algunas de las perlas de este impresentable católico sobre Hawking en un periódico que, no olvidemos, leen a diario más de 400.000 personas:

[…] sus apariciones públicas las basó en majaderías tan poco científicas como los agujeros negros o negar a Dios.

Esta genuflexión de la muchedumbre ante la muerte de semejante vendedor de pócimas milagreras prueba la decadencia moral, espiritual y estética de nuestra era.

[…] su palabrería atea, su pantomima del agujero negro, y su tremendismo ecologista demostraban su vulgaridad intelectual, su alma seca (su único y verdadero agujero negro) y que los hombres que por tal de no creer en Dios, creen y nos quieren hacer creer en cualquier cosa, acaban convertidos en unos deplorables patanes, por muy válidos que sean en su especialidad elegida.

Su fanatismo medioambientalista le delataba como demagogo y populista, […]

Esta pedantería de supermercado, tan nuestra, esta postración ante el predicador hortera mientras siguen tan vacías las iglesias, y la costumbre de oveja de preferir dirigirse hacia donde todo el mundo va en lugar de buscar la verdad salvífica, conducen de un modo inevitable a la adoración de falsos ídolos como Hawking, agigantado por nuestra agigantada ignorancia y nuestra desoladora falta de tensión espiritual.

Murió un socialista, murió un charlatán -valga el pleonasmo- murió otro héroe de los resentidos y como todos ellos murió sin haber entendido nada de lo sustancial, […]

Y por supuesto el periódico, fiel a su más que dilatada trayectoria de bajeza profesional, no ha dado muestra alguna de rectificación.

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