A estas alturas del siglo XXI cualquier ciudadano mínimamente racional se sorprendería muy mucho, y hasta se indignaría con total justificación, si parte de sus impuestos se malgastaran por ejemplo estudiando la posible transmutación del plomo en oro, utilizando para ello los arcanos conocimientos alquímicos. Sin embargo, y aunque pueda parecer sorprendente, a día de hoy en España se siguen dilapidando parte de los recursos públicos cada vez más menguantes en estudiar las más disparatadas pseudomedicinas.
Entre sus muchos deberes, los profesionales dedicados al mundo de la investigación científica tienen una obligación fundamental no sólo de carácter práctico sino también conceptual: como reciben dinero público tanto en forma de sueldos como de uso de recursos públicos, además de financiación directa e indirecta mediante proyectos de investigación y otros tipos de ayudas, deben dedicar sus esfuerzos y los recursos puestos a su disposición de la mejor y más eficiente manera para cumplir con el mandato primero filosófico de hacer avanzar el conocimiento lo más posible y segundo, con el no menos importante objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que financian sus estudios. Es por ello que una de las principales labores de un investigador consiste en definir muy cuidadosamente qué tipo de problema o estudio quiere abordar. Porque si el objetivo está mal planteado o peor aún, si otros investigadores han demostrado que la hipótesis de partida o el armazón conceptual de la investigación propuesta son erróneos, entonces el investigador se convierte en un mal profesional a la vez que un dilapidador de los cada vez más escasos recursos públicos, al menos en España.
Es por todo ello que resulta absolutamente sorprendente y totalmente reprobable desde el punto de vista de la ética y la profesionalidad científicas que a día de hoy algunos (pocos, eso sí) investigadores dilapiden absurdamente los impuestos de los ciudadanos en intentar probar una y otra vez el "funcionamiento" de pseudomedicinas imposibles desde el punto de vista científico, tal y como lo demuestra una somera búsqueda en la famosa base de datos de publicaciones científicas Pubmed.
Así hace unos meses investigadores de dos hospitales públicos españoles publicaron un ensayo clínico con 97 pacientes pediátricos en el que estudiaban ¡agárrense! el posible efecto terapéutico de cuatro "compuestos" homeopáticos diferentes. Los investigadores concluyeron (como no podía ser de otra manera, porque lo contrario hubiera sido contradecir todos los principios de la física, la química y la biología, sólidamente establecidos por miles de estudios, realizados por generaciones de investigadores a lo largo de los dos últimos siglos) que entre el grupo tratado con homeopatía y el grupo de control
No se encontró diferencia significativa
y que por tanto
No se puede afirmar que el esquema homeopático utilizado como tratamiento adyuvante sea un tratamiento eficaz.
Y aunque los autores indican que este estudio fue financiado por la empresa Boiron, aun así es evidente que recursos de los hospitales de Toledo y Madrid implicados han sido comprometidos, ya que al menos 4 de sus empleados han dedicado tiempo y esfuerzo a perseguir una quimera más que imposible, un ensayo clínico totalmente prescindible si estos 4 médicos hubieran comprendido los fundamentos más elementales del método científico. Es más, sería interesante saber cómo pudo ser aprobado este protocolo clínico, que implicaba a niños, tanto por la comisión de ética de los dos hospitales involucrados, además de por las pertinentes autoridades sanitarias españolas y europeas, ante las cuales deben registrarse obligatoriamente todos los ensayos clínicos.
Pero bueno, algunos de ustedes pensarán que todo este trabajo no habrá sido del todo inútil si ha servido al menos para demostrar la ineficacia de la homeopatía y, dar de una vez carpetazo final a este ya demasiado largo asunto que lleva enredando la medicina por la friolera de dos siglos. Sin embargo, y muy desgraciadamente no podrían estar más errados, ya que los 4 otorrinolaringólogos firmantes de este estudio, lejos de dar olvidarse de este dislate pseudomédico, y enfocar por tanto sus futuros esfuerzos en líneas de investigación más productivas (que al menos no choquen frontalmente además con lo que está escrito en los libros de texto del bachillerato elemental) indican claramente en su artículo que este tipo de estudios deberían ampliarse a
años completos para cubrir todos los períodos estacionales, ya que se sabe que la incidencia de la otitis media varía considerablemente entre verano e invierno.
por lo que
Nosotros consideramos nuestro estudio como el primer ensayo exploratorio de un tratamiento homeopático en la otitis media.
Para los que no lo entiendan lo traduzco a román paladino: como se ve que nuestros especialistas no tienen nada mejor que hacer pues van a ampliar este ensayo clínico negativo a ver qué pasa, porque mientras tanto Boiron les seguirá pagando. Y cuando dentro de unos años publiquen otro artículo similar con 300 o 400 niños analizados durante 3 o 4 años y obtengan los mismos resultados negativos seguro que tampoco se desaniman, y como la inventiva homeopática tiende al infinito pues seguramente que estudiarán el posible efecto terapéutico en la otitis media infantil de "medicamentos" homeopáticos tan curiosos como "Agujero Negro Cignus X1", "luz del planeta Venus", "esencia de la Vía Láctea", "Magnetis Polus Arcticus" (que ya se sabe que su contrario "Magnetis Polus Australis" es bueno para la vista pero no para los oídos), "Positronium" o directamente el "Concentrado Homeopático de 80.000 voltios" de los que hablé hace tiempo en una entrada antigua y a ver qué pasa.
Pero si el ejemplo anterior ya es suficientemente lamentable, el estudio que les voy a presentar a continuación rebasa ya cualquier límite. Un grupo de 13 funcionarios públicos andaluces pertenecientes a 3 centros de atención primaria, un hospital y dos estructuras sanitarias diferentes publicaron el año pasado un ensayo clínico para evaluar si la técnica mágico-milenaria de la acupuntura tiene algún efecto terapéutico sobre con 153 pacientes andaluces afectados de fibromialgia. Los autores del estudio concluyen llamativamente que
El tratamiento de acupuntura individualizado en atención primaria en pacientes con fibromialgia demostró ser eficaz en términos de alivio del dolor, en comparación con el tratamiento con placebo. El efecto persistió al año, y sus efectos secundarios fueron leves e infrecuentes. Por lo tanto, se recomienda el uso de acupuntura individualizada en pacientes con fibromialgia.
Aunque los investigadores hicieron diversos esfuerzos para minimizar los evidentes sesgos de este tipo de estudios, como por ejemplo asignar aleatoriamente a los pacientes o que fueran enfermeras (es decir más personal pagado con los impuestos de todos interviniente en el proceso) las que recogieran los cuestionarios y resolvieran las dudas de los enfermos sobre los mismos, luego cometieron un error que únicamente puede ser considerado de principiantes, ya que los médicos conocían si cada enfermo en particular estaba en cada grupo. Es más tal y como se indica en el estudio, aunque los médicos dedicaron el mismo tiempo en las sesiones a ambos tipos de pacientes
Antes de cada sesión el médico reevaluaba al paciente para determinar si su situación clínica había cambiado, y si era el caso reconsideraba la selección de puntos de acupuntura.
no hay que ser un experto en nada para entender que en esas charlas con los pacientes del grupo placebo el médico estaba reevaluando la nada y, que en el mejor de los casos, tendría que hacer ímprobos esfuerzos para intentar convencer al desesperanzado enfermo que aunque su dolor no remitía no pasaba nada, que si los puntos de acupuntura del pie derecho que había pinchado él mismo en la sesión anterior no estaban funcionando no era para preocuparse porque en la siguiente sesión le pincharía en los correspondientes del antebrazo izquierdo porque ya en siglo IV AEC los maestros Tung y Huatuo así lo hicieron, sabiendo que estaba engañando a su paciente. Y como los seres humanos somos expertos en analizar actitudes, porque así nos han modelado varios millones de años de selección natural, esas reuniones semana tras semana de un enfermo que no mejora y un médico desmotivado porque tiene que hacer el esfuerzo de engañar a su paciente serían hasta contraproducentes cuando a lo mejor el anterior enfermo de la consulta pertenecía al grupo de las agujitas "verdaderas" en la que por cierto cree ciegamente un galeno con más de
300 horas de formación en el campo y con más de 3 años de experiencia práctica.
Y todo este más que lamentable estudio, financiado además por dos proyectos de investigación: uno estatal del Ministerio de Sanidad y otro autonómico pagado por la Junta de Andalucía podría haberse evitado si los autores del trabajo hubieran leído el artículo que la revista científica "Anesthesia & Analgesia" órgano oficial de la "International Anesthesia Research Society" publicó en el año 2013 y en el que se resumía todos los estudios que demuestran que la acupuntura es únicamente un placebo teatralizado.
En resumen, que a estas alturas de siglo XXI se siga intentado estudiar si pseudomedicinas sin ninguna base científica y, lo que es todavía peor, que contradicen en muchos casos los principios del conocimiento sólidamente establecidos por innumerables investigadores del pasado y del presente, no es sólo un dislate intelectual sino un despilfarro de los escasos recursos públicos dedicados a la investigación y un evidente ejemplo de mala praxis médica, porque juega innecesariamente con las ilusiones de los enfermos, personas especialmente sensibles y necesitadas de una exquisita protección ética, que deberían ser incluidas únicamente en aquellos ensayos que al menos no sean totalmente inverosímiles desde el punto de vista científico.