Post escrito por Iván Pastor, alumno del Máster de Biotecnología molecular y celular de plantas.
En los últimos años las abejas han adquirido una gran importancia a nivel mundial, junto con otros polinizadores, debido a la importancia de del proceso de polinización (la transferencia del polen de las partes masculinas a las partes femeninas de una planta). Se estima que un tercio de las plantas que se cultivan necesitan de un polinizador para poder generar semillas y frutos. Pero ¿qué ocurre con las flores? ¿No son también un componente esencial en el proceso de polinización?
El proceso de polinización.
Existen dos tipos de plantas, las gimnospermas, aquellas que no son capaces de producir flores y las angiospermas, aquellas que si las producen. En estas últimas se han llevado a cabo diversos estudios con el objetivo de identificar los genes implicados en la formación de flores. Dos de los genes identificados fueron FLOWERING LOCUS T (FT) y TERMINAL FLOWER 1 (TFL1). Estos genes juegan un papel antagónico, mientras que FT se encarga de promover la floración, TFL1 la inhibe. ¿Cómo se ha llegado a dilucidar la función de dichos genes? Por medio de la eliminación del gen o del aumento de su expresión y del análisis morfológico de dichas plantas. Esto se ha realizado en una especie modelo, Arabidopsis thaliana, pero estos genes se encuentran en todas las angiospermas. (Se han llegado a obtener tomates que expresan en gran cantidad TFL1 ya que esto genera una gran cantidad de ramificaciones al producir ramas en vez de flores).
Plantas control (wild type, WT) y plantas a las que le faltan TFL1 o FT.Por otra parte, una de las hormonas más importantes presente en las plantas es el ácido abscísico (ABA). Juega un papel muy importante en la respuesta de la planta bajo estreses ambientales tales como sequía o salinidad. Pero, a parte de participar en esos casos, también se encarga de regular otros procesos como la dormancia de las semillas o la floración. Por ejemplo, se ha visto como al quitar genes relacionados con el ABA, las plantas presentan una floración alterada.
Por tanto, teniendo en cuenta que por un lado tenemos a TFL1 como un regulador negativo de la floración y, por otra parte, siendo el ABA capaz también de ejercer cierto control sobre la floración, cabria preguntarnos qué interacción puede haber entre esta hormona y TFL1.
En estudios previos se vio como TFL1 es capaz de interaccionar con factores de transcripción (elementos que se unen a genes y los activan o reprimen) y así promover o inhibir la expresión de genes que pertenecen a la ruta del ABA. Esto ya da una idea de que ambas rutas se encuentran conectadas y, por tanto, el siguiente paso es ver si dichos genes, al quitarlos o expresarlos en gran cantidad, modifican la floración. He aquí, el punto de partida de mi Trabajo de Fin de Máster (TFM).
Esquema del modo de acción de un activador y un represor.
En mi caso, seleccionamos tres de los genes sobre los que actúa TFL1 y que pertenecen a genes involucrados en la ruta del ABA. El objetivo es determinar la posible función de dichos genes en la floración, generando líneas en las que faltan dichos genes o en las que los expresamos en mayor cantidad. Y, de dichas líneas, se procederá a analizar el tiempo que tardan en florecer, el número de ramas que generan, si se parecen o no a tfl1, etc.
Volviendo con la idea inicial, la floración que tiene lugar en las angiospermas es un proceso muy complejo y regulado en las plantas, en el que intervienen gran cantidad de rutas de ahí que sea necesario conocerlo en gran detalle para que, en un futuro, se pueda modificar dicha floración a gusto del agricultor, ya sea adelantándola, atrasándola, haciendo que genere más o menos flores…
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