lunes, 3 de agosto de 2020

Con los creyentes no hay nada de lo que hablar #Diario de un ateo #noticias


Vivimos en un mundo extraño, en donde cuanto más delirante es un individuo más respeto recibe. Así, esos ancianos seniles vestidos de fantoche carnavalero en cualquiera de sus versiones: faldas blancas, turbantes negros o ridículos gorritos pasados de moda, pobres dementes que deberían estar bajo estricta supervisión psiquiátrica, no solo deambulan difundiendo a los cuatro vientos sus delirios, sino que habitualmente reciben un trato exquisito y una atención desmedida por parte de la sociedad en su conjunto, y lo que es peor, por los gobernantes de medio mundo.

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