El terrible y más que letal gas mostaza, utilizado como arma en la Primera Guerra Mundial primeramente por los alemanes, después por los británicos y hasta la actualidad en diversos conflictos bélicos, además de producir una horrible muerte a los expuestos tenía una llamativa propiedad descubierta investigadores de la Universidad de Pensilvania que realizaron autopsias a 75 soldados que habían muerto a causa de este agente durante la Primera Guerra Mundial: los afectados presentaban una marcada disminución en el recuento de glóbulos blancos.
Y tal y como se explica en el siguiente "Ted-Ed" video, ello permitió el desarrollo de la quimioterapia con un primer fármaco: la mecloretamina que abrió toda una nueva línea de tratamiento frente a los procesos cancerígenos.