
En un pueblecito catalán unos padres deciden no vacunar a su hijo y mandarlo a la guardería. Cuando presentan (casi con recochineo) la cartilla de vacunación en blanco, los responsables del centro educativo y del ayuntamiento rechazan su solicitud. Así que estos padres ni cortos ni perezosos deciden prepotentemente acudir a la justicia para salvaguardar su "derecho de libertad ideológica" porque según ellos la administración debe respetar todas las "religiones, credos y creencias".
Ahora el juez de turno ha puesto blanco sobre negro este incívico y más que peligroso comportamiento indicando que los padres
olvidan los derechos de los demás, ya que entienden que su derecho a asistir a una guardería es superior al derecho a la salud del resto de niños.
puesto que
los derechos de unos tienen límites con los derechos de los demás
sobre todo en el entorno de una guardería que
es un lugar de riesgo donde se pueden contraer determinadas infecciones propias de la condición de los niños, que son muy pequeños y están en proceso de vacunación, por lo que son más vulnerables
Los prepotentes padres presentaron en su alegación unos "documentos" sobre los posibles efectos secundarios y adversos de las vacunas (que seguramente sacaron de la parte más supersticiosa de la web) y que por supuesto fueron desmontados con rotundidad por el jefe de pediatría del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona al ser llamado como experto en el tema.
Ahora sólo falta que por el bien del pobre niño ese mismo juez obligue a esos más que inconscientes padres a proteger a su hijo para que no ocurra una desgracia igualmente terrible a la acaecida con el ya tristemente famoso fallecimiento de un niño en Olot hace ya algunos años.
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