martes, 2 de octubre de 2018

Estereotipos autocumplidos #La Ciencia y sus Demonios #noticias


Es más que evidente el peligro del racismo, del sexismo o de cualquier otra conducta discriminadora que minusvalore a un grupo de personas por una característica en particular. Sin embargo, lo que ya no es tan evidente es que ese menosprecio hacia esos "seres inferiores" puede llegar a afectar tanto a las víctimas (incluso de manera subjetiva) que se convierta al final en una promesa autocumplida.

Hace unos años un grupo de investigadores estadounidenses estudiaron como  el comportamiento de las personas puede verse influenciado por los estereotipos, aun cuando esos mismos individuos no sean conscientes de cuanto les afectan esos clichés. Para ello eligieron analizar dos tópicos diferentes relacionados con las matemáticas a saber, que a las mujeres les cuesta esta asignatura mientras que los orientales parecen tener cualidades especiales para esta disciplina académica.

Para ello seleccionaron como sujetos del experimento a estudiantes universitarias estadounidenses de origen asiático que fueron agrupadas bajo tres condiciones diferentes. Todas las participantes realizaron primero una entrevista personal en la respondieron a diversas preguntas.  A cada una de las integrantes del grupo control se les preguntó sobre aspectos generales de su vida universitaria: cómo era su habitación en el campus, si tenían televisión por cable, etc. El segundo grupo respondió a un cuestionario relacionado con su género: si tenían un compañero o compañera de cuarto, si sus residencias eran mixtas o sólo para chicas, si preferían los viajes sólo con amigas o mixtos, etc. Y las preguntas a las que tenían que responder las encuadradas en el tercer grupo estaban relacionadas con su origen étnico como por ejemplo: si sus padres o abuelos hablaban cualquier otro idioma diferente al inglés, cuántos idiomas conocían, qué idiomas se hablaban en su casa, qué oportunidades tenían para hablar otros idiomas en el campus o cuántas generaciones de su familia había vivido en América.

Posteriormente a estas entrevistas todas las participantes del estudio realizaron un examen de matemáticas, en donde los resultados fueron más que llamativos. Así, el grupo de mujeres al que se le había recordado previamente su condición de asiático-americanas obtuvo mejores resultados que aquellas integrantes del grupo control, las que sólo habían respondido a preguntas neutrales. Es como si este primer grupo se hubiera esforzado más, por eso de "dejar el pabellón [oriental] bien alto". Por el contrario, el conjunto de estudiantes a las que se les había hecho pensar previamente en su género obtuvieron peor puntuación que las integrantes del grupo control. Es decir, una más que evidente profecía autocumplida.

Y esto es quizás lo peor del racismo, del sexismo o de cualquier otro estereotipo negativo, que no sólo es peligroso porque discrimina, insulta o humilla a los afectados, sino que muchas veces hace entrar a las propias víctimas en una condición de autoresignación insconciente en la que ellas mismas llegan a minusvalorarse tanto, que al final parecen dar argumentos a esos intolerantes que les consideran seres inferiores.

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