martes, 18 de septiembre de 2018

Si quieres que tu país se desarrolle económicamente, aparta la religión de los asuntos públicos y protege los derechos humanos #La Ciencia y sus Demonios #noticias


Desde hace bastante tiempo se conoce la relación existente entre secularización y riqueza, de tal manera que los países más desarrollados suelen ser naciones seculares, mientras que los países más pobres tienden a ser más religiosos. Sin embargo no está claro si el alejar a la religión de la esfera de lo público promueve la riqueza de una nación, o si por el contrario el desarrollo económico acaba relegando a las creencias al ámbito de lo privado.

Dentro de las ciencias sociales, la causa de esta relación inversa entre la religión y la riqueza ha sido debatida durante décadas. Así por una parte posturas clásicas como la del sociólogo y filósofo francés Emile Durkheim, defienden que la religión se va desvaneciendo a medida que el desarrollo económico va satisfaciendo las necesidades materiales de la población. Por el contrario otros estudiosos argumentan que son los cambios en la propia religión los que impulsan el desarrollo económico. Quizás el ejemplo más paradigmático de esta segunda postura sea el polifacético sociólogo alemán Max Weber, que atribuyó en varios de sus libros a la ética protestante en general y al calvinismo en particular la gestación del espíritu capitalista moderno.

Y sobre este debate, que ha continuado hasta hoy mismo, hay nuevos datos. Una reciente investigación publicada en la revista "Science Advances" ha analizado la relación entre religión y desarrollo económico en un conjunto de 109 países durante todo el siglo XX. Los autores del estudio, científicos de las universidades británica de Bristol y de Tennessee en los EEUU han demostrado que en aproximadamente el 90% de los países estudiados la secularización precede al desarrollo económico y no al revés.

Es más, los resultados del estudio indican que además de una secularización se necesita también respeto y tolerancia por los derechos individuales. Así los países donde se toleran conductas antireligiosas como el aborto, el divorcio y la homosexualidad en un momento determinado tienen mayores posibilidades de alcanzar mayor prosperidad económica en un periodo de tiempo relativamente corto de alrededor de un par de décadas.

En resumen, aunque este estudio no descarta que todo ello sea debido a un tercer factor previo, si los gobiernos en general y los ministros de economía en particular quieren de verdad aumentar la riqueza de su país, quizás deberían hacer menos hincapié en medidas económicas ortodoxas y preocuparse más por la separación entre el estado y la iglesia y proteger con la máxima diligencia los más elementales derechos humanos, sobre todo de los colectivos más discriminados, porque quizás lo demás puede que venga de regalo.

 

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