Pagar nunca ha sido tan fácil. Basta con acercar la tarjeta a un terminal de cobro, y la transacción se realiza. Si el importe es pequeño, ni siquiera hace falta teclear el PIN. Lo malo es que un ladrón puede acercar un terminal a tu cartera, y hacerte un cargo sin tu consentimiento.
La operativa es muy sencilla. Circulan por la red vídeos que demuestran cómo se hace.
¿Es realmente tan sencillo?
No tanto. Para que la transacción se produzca, tarjeta y terminal tienen que estar prácticamente en contacto. Además, durante el proceso, la tarjeta no se debe de mover, si no, la transacción se interrumpe.…