Aunque el pensamiento único neoliberal lleva décadas intentando convencer a la ciudadanía de lo contrario, resulta que España goza de uno de las mejores, y también más baratos, sistemas sanitarios del mundo. Aunque con los brutales recortes llevados a cabo durante la última década, esta privilegiada situación está cada vez más en entredicho.
Desde la más que tristemente famosa "revolución" neoliberal de Reagan y Tatcher se ha instaurado en la sociedad casi como un dogma de fe, que lo público es siempre sinónimo de ineficiencia, cuando no de despilfarro y que la iniciativa privada basada en la obtención casi exponencial de beneficios empresariales es la única forma racional de gestionar cualquier faceta de la economía y por extensión de la sociedad. Y sin embargo, año tras año y estudio tras estudio, los datos objetivos muestran de la manera más evidente que dejar los servicios estratégicos en manos de las corporaciones no sólo no es una buena idea, sino la forma más rápida de dilapidar el dinero público. Y la sanidad es quizás el ejemplo más paradigmático.
Hace un par de meses se publicó en la prestigiosa revista "The Lancet" un monumental estudio que analizaba el estado de la atención sanitaria de 195 países mediante la comparación de diferentes indicadores que determinan las 32 causas de fallecimiento más habituales en el mundo. El estudio, firmado por una larguísima lista de expertos de medio mundo, establecía un ranking de los sistemas sanitarios de prácticamente todo el orbe tal y como se muestra en el siguiente gráfico
en el que se observa que, como no podía ser de otra manera, el llamado mundo occidental posee los mejores sistemas sanitarios tal y como muestra la profusión de color azul oscuro en Canadá, casi toda Europa Occidental, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Las excepciones serían primeramente Portugal y Grecia, dos de las naciones occidentales más "atrasadas" y diana de la grave crisis económica y los brutales recortes llevados a cabo en los últimos años por la ortodoxia neoliberal. Y más llamativo aún serían los casos de los todopoderosos EEUU y su fiel escudero a este lado del Atlántico, el Reino Unido que tal y como se muestra en el siguiente diagrama se encontrarían en los puestos 29 y 23 respectivamente del ranking mundial.
Cuando se compara la eficiencia de los diferentes sistemas sanitarios (medido como índice HAQ en el eje Y) con el gasto sanitario per cápita de cada país (eje X) se observa que en líneas generales los mejores resultados correlacionan con mayor inversión en sanidad tal y como muestra la siguiente gráfica.
Sin embargo, cuando se analiza en detalle al grupo de naciones con mejores resultados se pueden observar algunas llamativas diferencias sobre la correlación antes mencionada. Así tal y como se muestra en el siguiente gráfico
el país con mayor gasto sanitario per cápita del mundo, los EEUU obtiene los mismos discretos resultados de eficiencia sanitaria que la República Checa, aún cuando los más de 10.000 dólares anuales que se gastan sus ciudadanos son más de tres veces mayores que los que dedican a su salud los habitantes de la pequeña república centroeuropea. De manera similar, la empobrecida sanidad griega es igualmente eficiente que la británica, aún cuando el gasto heleno es un 83% inferior al de los hijos de la Gran Bretaña. Y estos casos, lejos de ser una mera casualidad, son la muestra más evidente de que dejar totalmente en manos de la iniciativa privada (como es el caso estadounidense) o el de privatizar de manera más o menos encubierta un sistema sanitario que hace medio siglo era la envidia de medio mundo (como es el caso británico) sólo lleva a aumentar la cuenta de resultados de las empresas a costa de los bolsillos y, tal y como indicaba en entradas previas [1, 2 y 3], de la salud de los ciudadanos.
Finalmente, si nos centramos en el caso español, sus 92 puntos del índice HAQ ubican a la sanidad española entre los puestos 16 al 19 de la lista junto con Nueva Zelanda, Francia, Dinamarca y Alemania, naciones todas ellas que dedican mayores recursos a su inversión sanitaria: Francia un 45% más y Alemania un 69% superior al gasto hispano, indicando el grado de excelencia de un sistema que es el más barato de su entorno. Las malas noticias son, que después de los brutales recortes llevados a cabo en la última década y las privatizaciones más o menos encubiertas en nombre de los mercados, España ha descendido casi diez posiciones en el ranking desde la última comparativa [4 y 5]. Señal de que de continuar con la ortodoxia economicista más pronto que tarde solo podremos aspirar a una sanidad con tales carencias que se ponga el riesgo la salud y la vida de esa gran mayoría de ciudadanos que no podemos sufragar los prohibitivos tratamientos de la medicina privada.
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