En España llevamos años en los que cualquier tipo de burla a la iglesia católica, a sus delirantes invenciones en forma de estatuas de escayola o incluso cualquier crítica a la dictatorial forma de pensar (bueno eso es claramente un eufemismo) o de comportarse de los cristianos puede llevar al interfecto a la cárcel. Aunque por otra parte, parece ser que si es sacerdote católico entonces todo queda en una simpática y más que amable anécdota.
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