Después de décadas en las que en España tanto los poderes públicos así como muchos colegios profesionales de médicos o farmaceúticos toleraban, cuando no apoyaban más o menos directamente a las más diversas supercherías pseudocientíficas y sus "aplicaciones" médicas, parece que las cosas están cambiando.
Hasta hace unos pocos días teníamos un gobierno que legitimaba la homeopatía (y que consideraba en tan poca valía la Ciencia que su administración paso a depender del Ministerio de Economía) o unos colegios profesionales que patrocinaban directamente la pseudomedicina como el de farmacéuticos y el de médicos, ambos de la capital de España. Sin embargo, en unos pocos días la situación parece haber cambiado totalmente para mejor.
Así el nuevo titular del recientente creado Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el ingeniero aeroespacial y astronauta Pedro Duque es un firme defensor de la Ciencia y un declarado crítico de las pseudomedicinas tal y como lleva demostrando en múltiples declaraciones públicas. También su compañera de gobierno Carmen Montón, nueva ministra de Sanidad y licenciada en Medicina, se ha posicionado claramente en contra de las mal llamadas "medicinas" alternativas.
Y ayer mismo la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) y la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) realizaron un acto conjunto en el que se declaró que
Las pseudociencias, tan antiguas como el pensamiento humano, son la penumbra ancestral que permanece tras el conocimiento aportado por la ciencia. Actualmente, pese al enorme desarrollo de la ciencia, se mantienen y expanden mediante el llamado "mercadeo de la duda" de la que nos rescatan con el "negocio de la certeza".
Aunque de forma subrepticia, las pseudociencias impregnan nuestra vida y, por supuesto, nuestras ciencias. Todas ellas. Y de esa impregnación florecen las aplicaciones, tanto más dañinas cuanto más perjudican nuestra percepción del mundo y nuestra salud. Porque permitir el desarrollo de las pseudociencias y la implantación de las pseudoterapias, no solo es un enorme negocio. También es un exitoso camino para mantener a la sociedad sumida en la ignorancia, en las creencias "reveladas", en la docilidad. Ahuyentando el pensamiento crítico.
La jornada de Sociedades 2018 de COSCE, bajo el lema «Pseudociencias y pseudoterapias. Una verdad igualmente incómoda» pretende conocer, compartir y denunciar cómo las pseudociencias están presentes y afectan a cualquier rama de la ciencia. Incluso en aquellas más "puras" y "conceptuales" que aparentan ser inmunes al fenómeno. La realidad es que hoy esta plaga, a la que hay que combatir con toda firmeza, se ha convertido en una realidad tan incómoda (parafraseando a Al Gore), o más, que el cambio climático, y que su erradicación requerirá de enormes esfuerzos de divulgación pedagógica. E igualmente debe ser materia de decididas políticas científicas. Para conocer, además, la trascendencia que tienen en nuestra salud, la Jornada se ha organizado conjuntamente con FACME, la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas, un primer paso que quiere ser el principio de una larga y fructífera colaboración entre COSCE y FACME en la consecución de los ambiciosos objetivos comunes en pro de la ciencia, la medicina y el conocimiento en nuestro país.
Ahora solo falta que el nuevo ejecutivo, con el apoyo de las mencionadas organizaciones (que agrupan a la práctica totalidad del estamento científico español) pongan en marcha medidas efectivas para terminar de una vez por todas con la lacra de las pseudomedicinas, una monumental estafa cuyo único efecto verificado es el de aligerar el bolsillo de incautos o de desesperados, poniendo muchas veces además en riesgo la salud y hasta la vida de aquellos pobres pacientes que caen bajo sus más que chamánicos tentáculos.