Dentro de la investigación existe un eterno debate entre ciencia básica y ciencia aplicada, en donde las agencias de financiación y los gestores científicos presionan (cada vez con mayor insistencia por cierto) para que los investigadores obtengan resultados tangibles cuanto antes, conocimiento que sea rápida y fácilmente transferible al mercado.
Y como estamos en plena canícula veraniega (al menos los habitantes del hemisferio boreal) les dejo con quizás uno de los mejores ejemplos de I+D aplicada que he visto en los últimos años, ya que aúna la robótica más avanzada con la cada vez mayor necesidad (al menos en Madrid) de buenos profesionales que sepan servir cerveza de la manera adecuada.
