Contra lo que se dice en círculos académicos, la religión es una potente fuerza motriz de la historia, de la violencia, del odio y de la deshumanización. Combatirla es combatir la ignorancia, el miedo, el odio, la deshumanización. Tan importante o más que combatir la pobreza, el hambre, el analfabetismo y la enfermedad.