Las casas encantadas son un tema recurrente en el mundo paranormal que ha generado infinidad de leyendas. Así a lo largo del tiempo diferentes personas han afirmado que algunas viejas mansiones pueden ser habitadas por fantasmas, que además de señorear la vivienda acaban por hacer enfermar (y a veces matar) a sus moradores humanos. Sin embargo el fenómeno puede tener una explicación mucho más prosaica, racional y terrenal.
El fenómeno de las casas encantadas se suele asociar con un mito del pasado, presente en la actualidad únicamente en la ficción novelada o en el mundo cinematográfico. Sin embargo, y aunque pueda parecer sorprendente, estos lugares lejos de ser caserones de antiquísima solera, de vez en cuando pueden estar incluso en el más que prosaico EEUU tal y como nos muestra el siguiente video.
Y lejos de ser un descubrimiento nuevo, es de sobra conocido que la intoxicación por monóxido de carbono produce alucinaciones que pueden afectar a todos los miembros de una familia, tal y como se publicó en una revista médica allá por el lejano año de 1921. En este caso la familia vivía en un viejo caserón cuando el dueño empezó a notar fenómenos paranormales:
Una mañana, oí pasos en la habitación sobre mi cabeza. Subí corriendo las escaleras. Para mi sorpresa, la habitación estaba vacía. Pasé a la siguiente y luego al resto de las habitaciones de ese piso, y luego al piso de arriba para encontrar que yo era la única persona en esa parte de la casa. A veces, después de irme a la cama, los ruidos de la sala eran tremendos, como si los muebles estuvieran apilados contra la puerta, como si se moviera la porcelana, y en ocasiones un largo y temeroso suspiro o gemido.
Las cosas fueron a peor y el cabeza de familia narra que
En una ocasión, en medio de la mañana, al pasar del salón al comedor, me sorprendió ver al final del salón, acercándose hacia mí, una extraña mujer de pelo oscuro y vestida negro. Mientras caminaba con paso firme hacia el comedor para conocerla, desapareció.
La situación se fue agravando durante los meses siguientes y al final todos los miembros de la familia tuvieron encuentros paranormales que los fueron desquiciando. Entonces, el hermano del dueño visitó la casa y después de escuchar la narración de la trastornada familia, ofreció una posible solución. Llamó a un médico porque sospechó que el viejo horno de la cocina podría estar envenenando a la familia. Al día siguiente, llegó el médico y confirmó sus sospechas.
[El médico] encontró el horno en muy mal estado, la combustión era imperfecta, los vapores, en lugar de subir a la chimenea, estaban vertiendo gases en nuestras habitaciones y nos aconsejó que no dejáramos dormir a los niños en la casa otra noche más, y si lo hacíamos, dijo que por la mañana podíamos encontrar que algunos de ellos nunca volverían a despertar.
Y finalmente en cuanto se reparó el horno los fantasmas desparecieron.
Por ello algunos autores como el toxicólogo Albert Donnay han sugerido que la exposición crónica a ciertas sustancias tóxicas como el monóxido de carbono, pesticidas o formaldehido puede conducir a daños neurológicos que deriven en alucinaciones del tipo asociado con las casas embrujadas. Este científico ha sugerido también una conexión entre la prevalencia de las lámparas de gas durante la época victoriana, artefactos que en muchas ocasiones producían una deficiente combustión y que junto con la mala ventilación de muchas viviendas de la época podían ser la base de muchas de las historias de avistamientos de fantasmas en casas encantadas, el llamado "Síndrome de la Casa Encantada".
Y otra variante de esta hipótesis de la toxicidad ambiental en viejos caserones es la que está estudiando un grupo de científicos estadounidenses expertos en salud medioambiental que está visitando casas supuestamente encantadas. Los investigadores se han dedicado a tomar muestras de las paredes, rincones y hasta del aire de estas casi siempre viejas y deterioradas viviendas. Y sorprendentemente (o no tanto) en sus resultados preliminares están encontrado que en este tipo de dañadas moradas hay altas concentraciones de sustancias provenientes de diversos tipos de mohos y de hongos, organismos que son de sobra conocidos por sus muchas veces alucinógenas propiedades.
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