El pasado 1 de junio tuvo lugar en Bilbao una conferencia muy especial. Me refiero a la que tuve el honor de impartir en el Auditorio Mitxelena del Bizkaia Aretoa de la UPV/EHU y que llevó por título "Voy a comprar mentiras". ¿Y por qué fue especial? Como dice el maestro Joaquín Sabina: "Sobran los motivos".
Participar en un evento de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del Pais Vasco es un lujo. La organización es perfecta, el público bilbaíno entiende la cultura científica como ningún otro y un servidor se siente allí como en casa. El cariño que recibo en la capital vizcaína de mucha gente es lo primero que cuento cada vez que regreso a Murcia. Por todas estas razones, y como ustedes se pueden imaginar, la conferencia la preparé concienzudamente.
A pesar de que muchas de las cosas que les conté a los asistentes es posible que ustedes ya las sepan, ese día decidir cambiar el tono del discurso. Sin renunciar a la ironía y al humor que suelo emplear en mis charlas, intenté concienciar al público de que lo que está ocurriendo en el mundo de la alimentación tiene consecuencias para el consumidor mucho más allá de las económicas. Ah, y como dijo un sabio, ese día "hice de ser murciano un verdadero arte". Ustedes juzgarán si lo conseguí.
Antes de acabar me gustaría agradecer a Juan Ignacio Pérez Iglesias, coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del Pais Vasco y a los miembros de su equipo Uxune Martínez, Egoitz Gago e Iñaki Gorostidi lo bien que me trataron, una vez más, en mi visita a Bilbao. Eso sí, lo de la cena con Juan Ignacio en la Taberna Rogelio prefiero no contárselo. No por nada, sino porque no quiero darles envidia ni que se pasen, como dirían "Sabina e Iñako", a la Cofradía del Santo Reproche.
Por cierto, si por algún extraño trastorno ustedes aun no tienen un ejemplar de "VAMOS A COMPRAR MENTIRAS", en este enlace pueden conseguirlo. Su bolsillo, su salud y su cultura científica se lo agradecerán. Yo también.
Jose