miércoles, 11 de mayo de 2016

De vuelta al más oscuro pasado anticientífico #La Ciencia y sus Demonios #noticias


oie_UZPQXaWD4ZDy
En épocas no tan lejanas la exhibición de cualquier tipo de conocimiento por parte de los "sabios" era siempre sospechoso, cuando no directamente delictivo. Y aunque en el avanzado mundo occidental parece que se habia dejado atrás la suspicacia hacia esos siempre más que dudosos científicos, parece ser que la actual geopolítica está haciendo renacer esa nunca abandonada mentalidad inquisitorial frente a la ciencia y sus profesionales.

Porque sólo desde la  más profunda irracionalidad se puede entender la surrealista situación que se ha vivido recientemente en un aeropuerto norteamericano. Allí en un vuelo interno entre dos ciudades de EEUU se acomodan los pasajeros y antes de despegar una viajera advierte con preocupación que su compañero de asiento está escribiendo en unos papeles una jerigonza indescifrable. Como el susodicho individuo era de tez morena, pelo rizado y portaba barba, la suspicaz mujer sumó dos más dos y mientras abandonaba el avión aduciendo que se encontraba indispuesta pasó una nota a la azafata. La tripulación activó el protocolo de seguridad y canceló el despegue. Inmediatamente un agente se llevó al sospechoso fuera del aparato para interrogarlo y revisar sus notas.

Al final resultó que el candidato a terrorista era únicamente un profesor de economía de la Universidad de Pensilvania que viajaba para dar una conferencia y que, como buen docente, estaba aprovechando el tiempo de espera y de vuelo preparando una de sus clases con un par de ecuaciones.

Lo llamativamente sorprendente de todo este kafkiano asunto no es que la viajera fuera tan ignorante como para confundir unas fórmulas matemáticas con probablemente las instrucciones (en árabe por supuesto) para fabricar explosivos o bombas (atómicas quizás), sino que nadie en la tripulación ni tampoco el agente que le retuvo y le obligó a bajar del avión entendieran algo que debería ser reconocido de manera universal, aunque fuera superficialmente, como es el lenguaje matemático.  O eso o que a partir de ahora las matemáticas son sospechosas.

El corolario de todo este asunto podría ser que hace falta mucha más cultura científica, porque la ignorancia siempre paga un precio, en este caso varias horas de retraso y los niveles de estrés del pasaje por las nubes. Y luego claro llegan los infartos cuando uno menos se lo espera.

quote-it-has-become-almost-a-cliche-to-remark-that-nobody-boasts-of-ignorance-of-literature-richard-dawkins-7-39-01