domingo, 17 de abril de 2016

La semana de la homeopatía (y VII): meditación #La lista de la vergüenza #noticias


Supongo que a lo largo de esta pequeña serie habrá quedado claro que la promoción y el uso de la homeopatía también pueden verse desde una perspectiva humorística. Aunque reconozco que hay gente que lo hace mucho mejor que yo, como Koopa,

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"Sangrando", otra genialidad de HTZ. | "Sangrando", tira cómica de Albert "Koopa" González

Y sobre todo como los autores de los remedios que hemos visto hasta ahora, auténticos maestros del humor involuntario.

Pero me van a permitir que, para terminar esta serie, me ponga serio un momento, porque esto admite pocas bromas. Y es que, a pesar de que la homeopatía ya casi ha desaparecido de las Universidades públicas españolas, queda aún una excepción particularmente preocupante por el alcance de la entidad que la ofrece: nada menos que la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que sigue ofertando unos programas modulares de Homeopatía, fitoterapia y nutrición para profesionales sanitarios; diagnóstico, tratamiento, normas y gestión.

Homeo UNED

El programa comprende diversos módulos a elegir, que en el caso de la homeopatía permiten obtener un diploma de Experto Universitario en terapéutica homeopática para profesionales de la salud, un diploma de Especialización en tratamiento homeopático en pediatría para profesionales de la salud y todo un título de Máster en terapéutica homeopática y con plantas medicinales para profesionales de la salud. Todo ello desde una Universidad como la UNED que no solo es pública, sino que podría calificarse con esa palabra de la que tantas veces se ha abusado: emblemática. Como dijo Xabel Vegas hace unos días en Asturias 24:

Probablemente a la UNED le cueste mucho eliminar sus títulos de Master, Experto y Especialista en Homeopatía. Su exclusividad le proporciona a la universidad unos beneficios económicos a través de las matriculas de los estudiantes a los que resulta difícil renunciar. Pero la UNED debería darse cuenta de que ese tipo de estudios daña gravemente el prestigio de la universidad pionera en nuestro país en educación a distancia; una institución que ha permitido estudiar a miles de ciudadanos que no podían acudir a clase por motivos laborales, de salud o de cualquier otro tipo. La UNED ha sido y es, además, una de las mejores herramientas de las que dispone España para la resocialización de los ciudadanos que están cumpliendo penas de prisión. Señor Rector: no tire por la borda todo ese prestigio acumulado en estos 44 años de existencia de la UNED. Elimine de una vez los estudios en homeopatía.

Según contaba hace poco El Economista, los responsables de la UNED no han querido hacer declaraciones al respecto, quizá por una comprensible sensación de vergüenza al quedarse tan solos en la legitimación de este y otros disparates pseudocientíficos. Pero quizá, ojalá, sea porque están reflexionando sobre lo que están haciendo.

Y en eso sí que les puedo ayudar (y de paso retomo el tono jocoso de estas entradas). Porque conozco el remedio homeopático perfecto para esos menesteres.

La meditación.

Insight Meditation es otro de los remedios creados por Philip Robbins, el imaginativo autor de las cenizas mágicas de las que hablábamos en la entrada anterior. En este caso, según cuenta en su "prueba patogenética", creó el remedio

colocando una botella de alcohol en el salón de meditación durante una sesión de Meditación Interior en la que sesenta participantes meditaron en silencio durante seis días.

Y no, aunque ustedes también sospechen que la idea del remedio surgió cuando alguien se bebió el contenido de la botella, lo cierto es que debía estar allí al cabo de esos seis días, porque según sigue diciendo fue inmediatamente "potenciado" para "fijarlo" (es decir, para fijar la meditación que se había quedado en la memoria del alcohol. O algo así). Y luego diluido para crear varias "potencias".

Insigh Meditation

La prueba, como suele ocurrir en estos ejemplos de rigor científico, incluye el relato de una voluntaria a la que no paraban de llamar por teléfono, otra que se miró al espejo y vio partes de su cara que no había notado nunca y que soñó con esconderse de los alemanes, otra a la que le entraron ganas de bailar… en fin, los efectos usuales de tomar un medicamento, ¿verdad? Pero de todo este batiburrillo resulta interesante comprobar que Philip Robbins es capaz de extraer conclusiones como que el remedio tiene que ver con cosas como no hacer conexiones (quizá por eso nos encontremos con que el curso de la UNED no lo ofrece la Facultad de Medicina, sino… bueno, mírenlo ustedes), o que el mensaje no llegue (y sí, parece que a la UNED no le termina de llegar el mensaje).

O con el Muro de Berlín. Que no sé a qué viene a cuento, pero que me viene muy bien para cerrar esta serie recordando el inverosímil remedio con el que la comenzamos.

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