El famoso muralista mexicano Diego Rivera supo explicar como nadie en dos sucintas frases la verdadera esencia de la religión.
La primera "Yo no tengo fe, la fe, es el patrimonio de los idiotas" evidencia la cruda realidad de la religión: la fe, esa supuesta virtud loada durante milenios es simple y puramente el reducto de la más ofensiva ignorancia.
Y la segunda con una brillante analogía coloca a la religión en su verdadero lugar:
"Yo respeto todas las religiones. Me interesan extraordinariamente en el mismo plano y por análogas razones con que respeto todas las enfermedades y me intereso extraordinariamente en su curación."
Fuente
Diario de un ateo
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