La capacidad inventiva humana nunca deja de sorprender pero ¿puede una estructura arquitectónica convertirse en fuente de pseudociencia? La respuesta es sencilla: si un simple limón puede ser fuente de irracionalidad, la arquitectura no lo es menos. Y viene de largo: las matemáticas y sobre todo la geometría fueron en sus inicios también una forma de acercarse a la perfección. En otras palabras, suponía acercarse o representar a la “divinidad”. Pirámides en Egipto o América. Decoración en la cultura árabe. Cúpulas y formas de templos de diferentes religiones.
Formas geométricas en una cúpula de la Alhambra de Granada.
Estar próximo a lo divino sería también sinónimo de trascendencia en lo humano, dejando a un lado los problemas que supone tener un cuerpo material. Desde Pitágoras a Aristóteles, pasando por Leonardo da Vinci utilizaron lo que se ha venido en denominar la “Geometría Sagrada”, con polígonos, matemáticas y números (como Pi [π], Phi[Φ] o la proporción áurea[τ/φ]) En la práctica, lo más importante es que este tipo de estudios hizo que las construcciones mejorasen, llevando también a buscar mejores materiales que pudieran poner en práctica lo planificado arquitectónicamente. Así se lograron edificios más altos, con menor necesidad de columnas para sostener su estructura, menos coste… etc.
Por otro lado tenemos el “feng shui” (风水), una pamplina (3ª y 4ª acepción RAE) china basada en las supuestas corrientes de “energía” (“chi” o “ki“) que se moverían en un hogar, causando beneficios o perjuicios a sus habitantes, y cómo modificarlas en nuestro beneficio. Su uso de la geometría es reducido aunque, por lo que comprobamos, sería “capital”: “Evita objetos de terminaciones o puntas afiladas dentro y fuera de la casa (no se aconseja por ejemplo, tener una piscina cuadrada). La energía del ki o chi debe fluir y las líneas rectas no la propician y se sienten agresivos a nivel inconsciente. Por el contrario, los objetos redondeados y en espiral hacen que la energía no se estanque.“. Delirante.
El recomendable anime “Neon Genesis Evangelion” (1995) juega con conceptos gemétrico-religiosos.
Corrientes geométricas
Sin embargo algunas corrientes han seguido (paradójicamente) con la faceta más irracional de la geometría. Por ejemplo, comenta Helena Blavatsky (1831-1891, una de las fundadoras de la ocultista “Sociedad Teosófica“, origen de los “Rosa Cruz”) en el tomo II de “La doctrina secreta” (tomo subtitulado “Simbolismo arcaico universal”):
“Porque los ritos del culto Lunar, además de ser puramente ocultos, estaban basados, como se acaba de mostrar, en el conocimiento de la Fisiología –ciencia completamente moderna entre nosotros–, de la Psicología, las Matemáticas Sagradas, la Geometría y la Metrología en su verdadera aplicación a símbolos y figuras, que no son sino signos en donde se han registrado los hechos naturales y científicos observados. Como hemos dicho, el magnetismo lunar genera la vida, la preserva y la destruye; y Soma encarna el triple poder de la Trimûrti, aun cuando no sea reconocida para el profano hasta el presente.”
“Herramientas” Gestalt
Un derrape mental bastante leve comparado con el resto de su obra, llena de referencias a Egipto, la cábala, el hermetismo, etc. El mismo “logotipo” de la Sociedad Teosófica es un ejemplo de simbolismo y formas geométricas. Otro movimiento destacado es la holística pseudocientífica “psicología de la Gestalt”, que confunde mentalmente a sus usuarios mediante formas geométricas y el mecanismo de percepción ocular. Son sus “principios” el de semejanza, el de simetría, el de cerramiento, etc.
Salvador Dalí también sucumbió a los encantos de las formas y su “transcendencia” con la “mística nuclear”, inspirado por la obra de Matila Ghyka quien no se metía en terrenos místicos pero si le resultaban de inspiración las matemáticas. Comentó en esa época el genial pintor: “Deseaba ver y comprender las fuerzas y las leyes ocultas de las cosas, evidentemente para llegar a dominarlas.”
Más recientemente encontramos a Fritjof Capra, que abandonó el estudio de la física de partículas en los 80 al encontrar un filón más interesante: vender libros, como “El Tao de la Física”, mezclando churras con merinas en un batiburrillo sin sentido de aspecto místico. Apuesta por un nuevo “paradigma” ecológico donde la mística se complemente con la ciencia. Relaciona geometría con matemática compleja para intentar entender un supuesto patrón cósmico y así comprender el curso de la vida. Su obra ha servido de apoyo a la “new age” y los que le ponen a todo como apellido “cuántico”. Ahora sigue ganando dinero también con montando “comunidades sostenibles“.
Salvador Dalí – La Última Cena (1955)
Y por último citamos a Rupert Sheldrake, que estaría en un nivel más similar a la sra. Blavatsky. Es autor de la teoría de la “resonancia mórfica”, una especie de transmisión de mejoras en los seres vivos en localizaciones no contiguas por medio de resonancias cuánticas cuyo desplazamiento se entendería desde la geometría y la física. Lo explica así:
“Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos mórficos son campos de forma; campos, patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no solo los campos de organismos vivos sino también de cristales y moléculas. Cada tipo de molécula, cada proteína por ejemplo, tiene su propio campo mórfico -un campo de hemoglobina, un campo de insulina, etc. De igual manera cada tipo de cristal, cada tipo de organismo, cada tipo de instinto o patrón de comportamiento tiene su campo mórfico. Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza…”
“Anda, un micrófono abierto…”
Formas geodésicas
Si bien ya existían construcciones con forma geodésica en el mundo como en alguna escultura de la Ciudad Prohibida de Pekín y la cúpula del planetario de Carl Zeiss en Jena (Alemania), fue el estadounidense Richard Buckminster Fuller (1895-1983) quien terminó de desarrollar el concepto y lo patentó en EE.UU (solicitada a finales de 1951 y concedida a mediados de 1954), no sin un tanto de fortuna al existir una patente previa de 1930 de estructura parecida (aunque mucho menos desarrollada) En su patente Fuller especificó que estaría compuesta por un patrón geodésico.
Esfera geodésica en la Ciudad Prohibida (Pekín) y Planetario Carl Zeiss (Jena)
Y ¿en qué consiste este tipo de polígono tridimensional? Ante todo no hay que confundir este término con el derivado de la palabra “geodesia“, perteneciente a la topografía. En nuestro caso hablamos de un poliedro (cuerpo geométrico tridimensional) basado en otros poliedros como el icosaedro (20 caras triangulares) o un dodecaedro (12 caras) u otros siempre que estén entre los conocidos como “sólidos platónicos“, es decir, aquellos regulares (todas sus caras y ángulos son iguales) y convexos (el segmento que une dos de sus puntos está contenido en el poliedro) Son formas familiares para quienes juegan al rol por el tipo de dados que se usa al necesitar puntuaciones variadas)
Según Platón “El fuego está formado por tetraedros; el aire, de octaedros; el agua, de icosaedros; la tierra de cubos; y como aún es posible una quinta forma, Dios ha utilizado ésta, el dodecaedro pentagonal, para que sirva de límite al mundo”.
Ya empezamos a irnos por los cerros de Úbeda…
Las sucesivas derivaciones de estas formas “sagradas” ha llevado a dar los más variopintos significados esotéricos, muchos con el cubo Metatrón como protagonista. Tenemos “la flor de la vida”, “la fruta de la vida”, “el árbol de la vida”… Todo esto no es más que un ejercicio de rizar el rizo en ese camino hacia la confusión que usan las pseudociencias de entre su “recetario”. Recuerda mucho a los espirógrafos.
¡Qué mareo!
Hay quien está vendiendo artículos con “geometría sagrada” (aquí un “artículo” para los valientes) argumentando que es un método de sanación. Sí, como lo leen. E imparten hasta talleres para difundir su “obra”. Llegados a este punto del artículo ya no nos puede extrañar que haya quien venda una cama piramidal antirreumática, miorrelajante, antibacterias, desinflamatoria, antioxidante, sedante… ¡y mucho más! O quien venda “gimnasios de bambú” basados en la “geometría sagrada”.
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Lo malo es cuando te despiertas de golpe y te das en la cabeza…
Pero volvamos al poliedro en cuestión de este artículo, el geodésico. Tras una vida algo complicada y con varios proyectos fracasados, Richard B. Fuller (que nunca acabó estudios universitarios) tomó un nuevo rumbo aceptando una plaza como profesor estival en la “Black Mountain College” (una modesta universidad californiana) Ese mismo verano de 1948, tras estudiar y planificar la construcción de una cúpula realizó su primer intento que resultó infructuoso al no ser capaz la estructura calculada de sostenerse. Fuller volvió a ser contratado para el verano de 1949 y entre los proyectos de clase exitosos que logró llevar a cabo se encontró la considerada primera cúpula geodésica estable y capaz de sostener su propio peso del mundo. Se denominó “Necklace Structure” y tenía 14 piés de diámetros (unos 4,25m. aprox.) No solo soportaba su carga, sino que también aguantaba sin problema a Fuller y sus alumnos colgados de ella:
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Con esta estructura se podían cubrir superficies mayores con menor coste y materiales más baratos, y además el resultado era bonito. Esto le valió para dar un salto a la fama como visionario, inventor, arquitecto… Empezó a construir cúpulas por toda Norteamérica y estas se usaron en lugares inhóspitos como Alaska o el Ártico. Entre los años 50 y 70 del Siglo XXI viajó por todo el mundo hablando de sus creaciones. En 2004 el US Postal service emitió un sello conmemorativo de su persona. Hasta la revista “Time” le dedicó una portada. Y una forma molecular del carbono lleva su nombre al tener una forma similar a la geodésica (el fullereno, que es la tercera forma molecular más estable conocida)
También siguió desarrollando otras ideas, conceptos y artefactos que para aquel entonces podrían considerarse de aspecto “futurista“, como el automóvil Dymaxion (una marca que Fuller utilizó para varias de sus creaciones) Quizás su obra arquitectónica más conocida es el pabellón de EE.UU. en la Expo’67 de Montreal (Canadá), que causó sensación por aquel entonces con sus 76 metros de diámetro y 62 de altura (incluso el monorrail que se construyó para transporte dentro de la Expo’67, llamado Minirail, atravesaba su estructura) y que ahora es un museo dedicado a la biosfera.
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Todo hasta ahora bastante normal y hay hechos indiscutibles. Fuller fue una gran figura de la arquitectura modernista y de la geometría. Su creación inspiró a muchos. La estructura geodésica es estable y apta para la construcción. Entonces, ¿qué es lo que falla?
No es oro todo lo que reluce
Hay una cuestión anecdótica que, en lo que nos atañe, no es importante: Fuller se acreditó como creador del concepto de “tensigridad” (derivado de “tensión” y “estabilidad estructural”) y lo patentó en 1962. Sin embargo, uno de los estudiantes de “Black Mountain College” con los que construyó la primera cúpula en 1949, Kenneth Snelson (escultor) se atribuye la idea inicial. Luego sí es cierto que Fuller desarrolló las matemáticas del concepto.
Para nuestros menesteres es importante saber que Fuller fue nieto de un ministro de la “Iglesia Unitaria” (o “Unitarismo universalista”), de temática “new age”, “holística” (Si Dios es universal, si se encuentra en todas partes y se manifiesta en cada objeto del cosmos, todo hombre debe estar unificado con los demás) y orientada a la “trascendencia”. Uno de sus “mártires” es Miguel Servet. Su abuelo estudió en la Harvard Divinity School para cuyo ingreso fue preparado por la hermana mayor de este, Margaret Fuller, ambos hijos de “unitaristas”. Margaret fue una de las fundadoras del “Transcendental Club”, uno de los principales impulsores del “Trascendentalismo“. Con esta tradición familiar no fue de extrañar que “Bucky” Fuller fuese también “unitarista”, además de fuertemente influido por su tía-abuela Margaret y su espiritualidad y trascendentalismo lo cual se refleja en las ideas que desarrolló.
Fue uno de los primeros activistas ecológicos y era consciente de los problemas del crecimiento de población en el mundo (al que llamó “nave espacial Tierra“) y lo limitado de los recursos existentes. Desde muy pronto se planteó un mundo más eficiente, donde con menos se haga más, optimizando progresivamente todos los procesos en lo posible. A este principio le puso un nombre: la “efemeralización”. Sin embargo no hay pruebas de que suponga un sistema eficiente, y según autores como Francis Heylighen o Alvin Toffler la complejidad que puede alcanzar es inasumible para la capacidad humana.
Su definición de “universo” era esta: “La suma de todas las experiencias conscientemente aprendidas y comunicadas (a uno mismo y a otros) de la humanidad“. Fuller no tardó en extrapolar el concepto “tensegridad” a todo lo presente en el universo, desde células a moléculas. No hay ninguna prueba de que este modelo sea aplicable o definitivo, y presenta problemas por su complejidad. Sin embargo, la “new age” lo acogió muy bien y está presente, por ejemplo, en la pseudociencia “osteopatía”.
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El concepto central de la filosofía de Fuller (y que en su día contribuyó al crecimiento del “holismo” de la “new age“) es la “sinergética” , el cual desarrolla en los 2 tomos de “Synergetics“, publicados en 1975 y 1979 respectivamente, cuyos párrafos vienen referenciados con notación numérica. Nótese el apoyo explícito de Fuller a la corriente de la “nueva era” y sus gurús en frases como “Estudiar la educación holista es dejar la oscuridad y entrar a la luz y Ramón Gallegos abre la puerta que separa a las dos.” También nótese la afición de Fuller por los neologismos y su confusa (y a veces caótica) forma de explicarse.
“El sistema coordinado de la Naturaleza se llama Sinergética-sinergia, que significa comportamiento del total de sistemas impredecible si consideramos por separado cualquiera de sus partes. El eternamente regenerativo Universo es sinergético. Los humanos han sido incluídos en este diseño cósmico como recabadores locales de información del Universo y como “solucionadores” locales de problemas en soporte de la integridad del eterno, 100% eficiente, autoregenerativo sistema del Universo. Como soporte de su función cósmica los humanos recibieron sus mentes con las que descubrir y emplear las leyes generales que gobiernan todo lo físico y lo metafísico, lo omni-interactivo-acomodaticio [de ‘omniinteraccommodative’] y las incesantes intertransformaciones del Universo” (Traducción propia de “Synergetics“, Tomo I, párrafo 000.129)
A esto le siguen cosas como “La consciencia del niño“, “sentido consciente del ser humano“, “subdivisión de la Unidad Tetraedral“, “Unidad Sinergética“, numerología, metafísica, diseño metafísico de la consciencia, etc. En resumen, e independientemente de su positiva contribución práctica (arquitectónica, innovativa, etc.) Fuller quiso explicar el Universo desde la geometría y la metafísica, influenciado por el trascendentalismo, contribuyendo así al avance de las pseudociencias.
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La tercera vertiente geodésica
De las ideas de Fuller unos usan solo la parte arquitectónica y técnica. Otros, la parte metafísica y “holística”. Y hay un tercer grupo que usa ambas cosas en un tótum revolútum. Actualmente diversas empresas venden en España viviendas geodésicas nuevas, que usan una o varias cúpulas. También podemos encontrar alguna de segunda mano. Los precios básicos varían, pudiendo estar la nueva construcción, entre 60 y 150 m2 (sin demasiados “extras”) entre los 30.000 y los 60.000 euros. El coste total dependerá también de servicios necesarios, como la potencia de la instalación solar, sistema de depuración, etc. A partir de ahí podemos encontrar, por ejemplo, cúpulas geodésicas “full-equip” y gran espacio habitable por más de 350.000 euros.
Entre los argumentos de venta (además de las ventajas arquitectónicas) están la ecología y la sostenibilidad (se habla de “bioconstrucción”), y también hay quien entrelaza aquellas partes pseudocientíficas [frase corregida]: un constructor de estas viviendas comenta que “El centro de la casa, según el Feng shui, representa el motor de la casa, el eje alrededor del cual gira todo y el lugar ideal para meditar y relajarse” como argumento. Y luego deja este gráfico donde el Sol hace cosas “raras” y solo manda unos pocos rayos:
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Otros comentan que “Somos como nuestras cúpulas, una red geodésica de ingenieros, zahoríes, […]“, siendo la “radiestesia” algo mucho más que desmontado por la ciencia. Este mismo fabricante argumenta: “La arquitectura geodésica es una fusión armónica entre edificación, ecología y salud.” Y pasa a hablar de “geometría sagrada” con frases de antología como “Viviendo en una Flor de la Vida, estaremos enlazando nuestros hemisferios cerebrales. Uniendo nuestros hemisferios cerebrales, comenzamos a vivir en la cuarta dimensión.” Esta constructora, con forma de cooperativa, afirma que podría considerarse “pionera” en España.
En el asesoramiento “bioclimático” intervienen expertos en “Impacto Ambiental y Contaminación Electromagnética, Geobiología, Geomancia y Armonización“. La Geomancia es un método de adivinación que interpreta marcas en el suelo o cualquier patrón que se forme a partir de arrojar un puñado de piedras, arena o tierra. Aquí tenemos otro constructor que, entre sus tipos de vivienda tiene el “Domo Zen“. Hasta el conocido Rafapal (“periodismo para mentes cósmicas“) tiene su cúpula geodésica.
El yoga tiene el mismo resultado si se practica bajo cúpulas.
Dudas y conclusiones
Sobre su sostenibilidad y ecologismo nos plantean serias dudas proyectos que se apostan en las cercanías de parques regionales protegidos. Desde su difícil integración con el paisaje y viviendas ya existentes (de estar en los parques directamente no podrían obtener licencia de construcción), a la huella que deja el traslado de materiales hasta el punto de construcción, la de los mismos materiales y la que generarán sus habitantes, en especial al necesitar trasladarse de manera regular con vehículos de tracción motora para obtener comida, combustible para estufas, etc.
Sobre su eficiencia arquitectónica también tenemos muchas dudas. Veranos como este de 2015 pueden ser muy duros si no se logra aislar bien una cúpula, que tiene garantizada la incidencia máxima del sol en especial en las horas más complicadas. Y en invierno… ¿dónde está la eficiencia constructiva si hay que recurrir a estufas, aunque sean de biomasa?
Se nos va de las manos…
Y, sobre todo, ¿por qué no es general sino casi inexistente su uso en núcleos urbanos para uso habitacional? El coste del suelo rústico es pequeño (con su legislación constructiva específica), y el suelo urbano muy caro. Si la geodésica es una forma tan óptima, ¿por qué no se usa? ¿Tiene que ir ligada necesariamente a la “sostenibilidad” simplemente por sonar “ecológica” gracias a la derivación desde la “new age“? Ojalá alguna de las ideas racionales expuestas aquí ayude a que no nos carguemos el planeta más de lo que lo estamos haciendo y lo mejore. Mientras: escepticismo.
¿Quiere decir esto que todas las cúpulas geodésicas son fruto del misticismo? Para nada, hay arquitectos de gran profesionalidad que experimentan con ellas en busca de un mundo mejor. Por otro lado, tal vez el fruto de las ideas arquitectónicas más naíf no tiene por qué ser siempre el mejor, aunque sea el más romántico. Quién sabe, el futuro quizás nos lleve (o nos fuerce) a vivir en una de ellas.
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Actualización 31/08/2015: modificada la conclusión final para clarificar que no hay propósito en el artículo de generalizar a todos los constructores ni todos los implicados en la construcción de cúpulas geodésicas, sino de ayudar al lector a detectar cuándo (caso por caso) se trata de algo pseudocientífico o no (de ahí insistir en diferenciar la faceta arquitectónica), como apoyo a su pensamiento crítico.
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Fuente
¿Qué Mal Puede Hacer? blog / twitter.com
Blog de quemalpuedehacer.es, con casos reales de perjuicios ocasionados por pseudociencias, mancias o similares