Lo que siempre me ha molestado de la ortodoxia económica mayoritaria es su doble vara de medir. Así mientras que por una parte se pontifica sobre unos axiomas económicos, luego cuando los resultados no son del agrado de los poderosos pues se manda a tomar vientos tanto sesudo estudio y se crean nuevos paradigmas.
Y el reciente caso de la deuda griega es de manual y debería ser enseñado en todas las facultades de economía para que los futuros profesionales entiendan que están estudiando algo equivalente a la alquimia medieval. Me explico.
Todos los manuales de economía dicen que la tasa de interés debe reflejar el riesgo de un préstamo. Así es habitual que los clientes solventes puedan acceder a préstamos a muy bajo interés, porque se suponen que el riesgo de impago es prácticamente nulo, mientras que los clientes sospechosos deben pagar mayor porcentaje de interés ya que el prestamista incurre en mayores riesgos. Hasta aquí todo correcto, incluso podemos observar que se cumple a rajatabla en el caso de la deuda pública: Alemania se financia prácticamente a interés cero o a veces incluso negativo, mientras que la poco fiable Grecia lo tiene que hacer al 10 o al 20% de interés anual.
Ahora bien, ¿qué significado económico tiene esta disparidad? Los lectores mínimamente racionales habrán dado rápidamente con la solución: la posibilidad más que real de bancarrota de Grecia es MUY ALTA, por lo que es esperable que en algún momento del futuro más o menos próximo esta se pueda producir. Ahora bien, ¿qué dicen banqueros, economistas y líderes mundiales? Exacto, todo lo contrario, pensamiento que se resume en frases del estilo de
"Quien toma un préstamo es responsable de devolverlo, y punto pelota."
"Las deudas siempre se pagan"
"Es inconcebible que un estado no pague sus deudas"
No señores, al cobrar esos intereses de usura, los prestamistas están asumiendo de factoque Grecia no pagará, lo único que están haciendo es alargar la agonía para así poder sacar un poco más de jugo a sus escandalosamente delictivos intereses. Porque si de verdad la finalidad fuera evitar el impago griego lo más racional sería rebajar al mínimo los intereses de la deuda griega y nivelarlos durante un par de décadas al nivel alemán. Pero claro eso sería intentar solucionar de verdad el problema, pero se acabaría el jugoso negocio de los intereses.
En resumen, todos estos líderes económicos, políticos y de opinión simplemente parafrasean al genial Groucho Marx: Estos son mis dogmas, pero si no me acaban de satisfacer del todo pues los cambio por otros en cuanto me apetezca.
P.D.
Entrada especialmente dedicada al lector Ramón Lago Pérez con el que llevo debatiendo estos últimos días sobre economía.
Fuente
Diario de un ateo
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