Si bien S. Parpola (2014), en unas consideraciones preliminares, estima que el dios Enki - la diosa Inanna lo sería de Durgā - tiene su paralelismo en el dios Varuṇa, dándonos a entender una vinculación de personalidades entre el panteón dravidico-védico y el mesopotámico - Suposición ésta última en la que no puedo estar mas de acuerdo, pero no tanto en cuanto a Varuṇa, un dios de origen indoeuropeo, y si con la divinidad de origen dravidico: Vishnu -, tal vez el papel de la divinidad patronal de la ciudad mesopotámica de Eridu(g) sea mas prolijo de lo que en un principio tal propuesta pudiera darnos a entender. Un papel que será mas global y que paulatinamente ira cambiando como consecuencia de un proceso aglutinante de las creencias de Oriente Próximo y el Mediterráneo Oriental, así como su evolución, a lo largo de miles de años.
Estampación de cilindro-sello acadio. Aparece Ea/Enki flanqueado por los remeros del “Ibice del Apzû”. A su derecha Usimud, su consejero, sosteniendo uno de los símbolos del dios, junto al ave y el pez.
« El exuberante Señor de los Cielos y la Tierra, el Colmado; Padre En-ki, engendrado por un toro, nacido de un toro salvaje, bendito de En-lil, la Gran Montaña, amado del santo An, el Soberano; árbol-meš surgido del Abzu, que se yerge sobre todas tierras; gran dragón que mora en Eridug, cuya sombra cubre el Cielo y la Tierra, bosque de vides que se extienden sobre la Tierra, En-ki, Señor de numerosos dioses Anuna, Nudimmud; ¡Sostén del E-kur, todopoderoso en los Cielos y la Tierra! Su gran casa está cimentada en el Abzu, el gran amarradero de los Cielos y la Tierra. En-ki, de quien una sola mirada es suficiente para perturbar el corazón de las montañas; donde el bisonte nace, donde nacen los ciervos, las cabras montesas, donde nacen, donde nacen las cabras salvajes, en prados [...], en las oquedades del corazón de los montes, en el verdor [...] no hollado por el hombre, el que ha contemplado tanto las entrañas de la Tierra como la espesura en los cañaverales. » Pasaje de “Enki y el Orden del Mundo”; 1-16. Texto amorrito-babilónico. año 1900-1600 a.c.
Resultaría imposible, con los datos que los que hoy disponemos, saber a que tiempo exacto se remontan las creencias hacia un dios que en los escritos mesopotámicos se translitera como “dEN-KI” , y cuya traducción literal, aún con sus diversas sintaxis, vendría a ser “Señor de la Tierra/País” , apareciendo, en función de sus atributos, una segunda acepción con el epíteto de “Señor de las Aguas Subterráneas”. Si bien y dicho esto, su verdadero papel ha de identificarse con el de soberano del reino/región donde “reposa”, o se “amarra” el Cielo y la Tierra, tal como dicta el texto anterior. Para entender esta “analogía” se hace necesario el señalar que los mesopotámicos concebían la Tierra como un disco plano que flotaba sobre un océano de agua dulce, el “abzu”, circunvalado por un anillo de siete montañas sobre las que tenían su sostén las tres bóvedas celestes de las que se componían los Cielos. Por otro lado, el Abzu, el conjunto de las “Aguas Subterráneas”, “ZU-AB” o “ab.zu, posee la consideración de ser la fuente primigenia de la Vida, dado el contexto cultural agro-pecuario, alrededor del cual giraría tanto la obtención del sustento para los hombres y los dioses, éstos últimos como dueños tanto de vidas como de haciendas. En definitiva, el Abzu personificaría la base donde reposaría la “estabilidad”, desde todo punto, de un mundo como el sumerio.
Introducido lo anterior, hay que ser conscientes que en el estudio de las creencias mesopotámicas resulta arduo, y esto es debido a sus numerosas influencias, y dentro de éstas, reconocer su evolución a lo largo del tiempo. Un periodo que supone alrededor de tres milenios de civilización ininterrumpida con episodios de influencias recíprocas. De hecho y por ejemplo, el texto anterior, “Enki y el Orden del Mundo”, corresponde a copias de copias, que, aunque redactado en escritura sumeria – Recordar que el sumerio se siguió utilizando como lengua escrita culta hasta el siglo I a.c. -, proceden de principios del II milenio a.c. Un lapso de tiempo donde la influencia semita, en todos los ordenes culturales, era ya una evidencia.
Tal vez, el dios Enki, ya acompañara a las grupos humanos que emigraron desde las estribaciones de los Zagros y que, probablemente, fundaron el asentamiento de Eridu(g) hace alrededor de 7000 años en el transcurso del periodo de Obeid I. En ese sentido, existen teogonías y cosmologías que comienzan con una única pareja de deidades, Enki y Ninki, y a los cuales se le concede el tratamiento de “Señor/Señora de la Tierra/País” - En acadio pre-sargónida, el “Ilu”, o “Il” y la “Asthar” (A. Westenholz, 1988) - y en cuyo relato transcurren varias generaciones de divinidades hasta el nacimiento, por ejemplo, del dios Enlil. (Lambert, 1975). Aunque expuesto lo anterior, no deja de ser éste un hecho anecdótico, ya que Sumer, hasta su conquista por los acadios, funcionaba como un conjunto de ciudades-estado independientes, cada una con su propio panteón y su propia explicación de la creación del mundo. Dicho esto y en beneficio de la antigüedad de las creencias hacia Enki, habría que resaltar la propia antiguedad del asentamiento de Eridu(g), así como propia aceptación por parte de la sociedad sumeria de esa circunstancia - “[Cuando] la soberanía del Cielo bajó; en Eridug estuvo el reino”. Inicio de la lista real sumeria (Prisma Weld-Blundell, 1923, 444), siglo XXII a.c. - . Por último y lo destacable, es que tratamos con un dios que toma evidentes reminiscencias de ser una divinidad suprema, siendo probable que sus creencias ya estuvieran establecidas en la Baja Mesopotamia con anterioridad al Periodo de Uruk/Unug elamita, 3500-3100 a.c. Ciudad de Unug donde, y por aquella época, se consideraba a la deidad de procedencia dravidica “Āṇ”, la divinidad sumeria/acadia “An/Anu(m)”, como el dios patronal y divinidad suprema de su panteón.
Recito para Él, el sagrado himno, las invocaciones mágicas en su cámara sagrada. Las invocación a Nudimmud : “Un día, cuando no existía la serpiente.. [...] En-ki, el Señor de la Abundancia y de las inquebrantables decisiones, el Señor de la sabiduría y la razón en la Tierra, el Hacedor de los Dioses, modificó su criterio, El Señor de Eridug cambió el habla de sus bocas, de la misma forma que él la puso allí y era exclusivamente una la lengua de la humanidad…” » Pasajes de “Enmerkar y el Señor de Aratta”, 134-155. Texto neo-sumerio, siglo XXI a.c.
Otros aspectos que nos permitirían aceptar tales conjeturas, deriva de su consideración como deidad ctónica representativa del biotipo de marismas de la Baja Mesopotamia, como “Señor de los Cañaverales”, así como su preciso encaje en el evolución de las creencias hacia la primera urbana “concepción de lo divino” durante el Calcolítico y reflejado en su posterior epíteto sumerio-acadio de “Sabio de los Dioses”, o “apkallū-ilī“. Un título, éste último, que mantendrá hasta el advenimiento del dios amorrito-babilónico Marduk y cuya sucesión en la personalidad queda reflejado en el relato de la Creación del Enûma Eliš.
Expuesto lo anterior, es razonable pensar que durante, o con anterioridad, al periodo pre-dinástico sumerio, 2900-2400 a.c. aprox., se produjera un sincretismo religioso. De ésta guisa, a las creencias cósmicas hacia la tríada proto-sumeria An/En-lil/Nammu - Y que se corresponden con las deidades dravidicas Āṇ, Āṇ-il y Amma - se incorporaría las locales hacia Enki. De hecho, debió de existir un conflicto entre personalidades de Nammu y Enki, como fuente de las “Aguas Primigenias”, y en su acepción como origen de la Fertilidad - ver el relato sumerio de Enki y Ninḥursaĝ(a) -, y a lo que se procuró, en sumeria solución, asignar a Nammu, “la Vagina de la Naturaleza”, “La Madre que dio a luz al Cielo y la Tierra”, el papel de madre de Enki; para luego, durante la hegemonía acadia, ser ésta apartada y sustituida por Damkina/Damalguna, que personificará a su consorte, y donde ya, Enki, aparecerá asimilado al dios Ea.
«Los siete apkallu del Apsu, carpas sagradas, quienes como Ea, su señor, fueron adornados por aquel con un ingenio extraordinario…» Pasaje de “La Epopeya de Erra”. Texto neo-babilónico, siglo VIII a.c.
Representación del dios canaanita El, “El mas Alto”. 1400-1200 a.c. Megiddo, Israel. Oriental Institute (Chicago)
La irrupción de la religiosidad semita, incorporada por los acadios, supone un giro en las conceptualidades religiosas de la desembocadura del Tigris y Eufrates - La tríada cósmica sumeria: An/En-lil/Enki pasa a denominarse Anu(m)/Bel/Ea, asumiendo diferentes roles, ante la progresiva incorporación de una tríada astral semítica: Šamaš, Sîn e Ašthar -. En consonancia con éstas creencias, se introduce, dentro de los seres sobrenaturales que pueblan sus panteones, la distinción entre deidades, a quien se les reza, y entes demoníacos, a quienes se invoca. - De hecho, a las deidades se las pasa a denominar “ana” y a éstos últimos espíritus, “zi” -. De ésta guisa, la entidad primordial, el “Abzu”, pasa a denominarse “Apsû” en acadio para, en un momento primigenio dual, englobar la totalidad de las aguas, léase agua dulce y agua salada, y estar poblado por seres con un carácter benigno y maligno, en consonancia con el mitema semítico de la creación del mundo y su separación. Así, el dios Enki/Ea, dentro de sus personalidad como “Dios Sabio”, incorporará el atributo de “divinidad exorcista” - en un símil decir: “Quien ‘libera’ el agua dulce y fértil del agua salada”, en un ámbito agrícola recordar lo que significa la “alcalinización” de la tierra , manteniendo cierto poso de “Dios de la Fertilidad” -. Una identidad que mantendrá hasta el periodo helenístico, a finales del I milenio a.c.
Por otro lado, el conjunto de las facetas apuntadas con anterioridad conducen al pensamiento de que estamos ante un dios íntimamente relacionado, y afectivo, con la Humanidad, en contra de la generalidad veleidosidad del resto del panteón. Así, aparece como hacedor de los hombres, según en relato de “Enki y Ninmaḥ”, y como salvador de género humano ante Enlil y Anu, según se desprende del relato sumerio de “El Diluvio”, (ETCSL 1.7.4) - Relato que concuerda con la tradición dravidico-védica, donde una avatar pisciforme de Vishnu, conduce al rey de los dravidas, Manu, a salvo tras una gran inundación -. Inclinación que se ve refrendada por la defensa hacia los seres humanos, como consecuencia de una “defectuosa creación”, en el mismo mitema ante la diosa Ninmaḥ.
Del sosias acadio de Enki, Ea, se tiene como mas antiguas referencias nombres teóforos semitas del periodo pre-sargónida, mitad del III milenio a.c., (Roberts, 1972), siendo, con toda probabilidad, una divinidad de manantiales y pozos hasta su asimilación con el dios sumerio de la Sabiduría y el Conocimiento - Kramer (1986), sugiere que Ea es un ente pre-semítico que temporiza en el periodo de El-Obeid - . Esa impronta se sustenta en su amplia relación con dioses como el hurrita Eyan (H.D. Galter, 1999) - Apuntar que el “Árbol-Eya” es el símbolo del dios de la Agricultura y la Fertilidad hittita, Telipinu. - , el hebreo ʿElyôn (M. Ledo, 2010) , y el dios ugarítico Aleyan Baal (KTU 1. 5-6) con los que comparte homofonía: “E-ia-a(n)”, así como procedencia etimológica en la traducción del término cuneiforme “dA-A” (H.D. Galter, 1999), y una raíz verbal semítica: “ḪYY”, que se traduce como”vivir”. (Roberts, 1972). Como corroboración a lo anterior, a esa misma conclusión llega C.H. Gordon (1987) basándose en el texto de un vocabulario bilingüe sumerio-eblaíta, donde Enki es denominado “É-um”/”Ḫay(y)um”, “La Vida”, y que también relaciona la divinidad eblaíta Ḫay(y)a con el dios ugarítico Aleyan Baal y a los que se le denomina como el vivificador “Señor de la Tierra”.
« Y Malki-Tzedek (Melquisedec), rey de Shalem, sacó lechem y yayin /pan y vino , y (como) el era sacerdote de el El-Elyon, le bendijo, diciendo: Baruch Abram/Bendito (eres) Abram por El-Elyon, Creador de Shomayim v’Aretz /Cielos y Tierra; El es quien ha puesto en tus manos a tus enemigos y el que dio a el ma’aser/diezmo por todo (ello). » Génesis 14:18-19 Biblia Ortodoxa Hebrea.
Si bien en el texto masorético anterior, ʿElyôn está asociado al termino “El” – En hebreo, proviene del verbo “ʿalâ” que como adjetivo,”ʿl”, puede traducirse como “lo mas alto”. Por tanto: “El-Elyon” sería “La Vida mas Alta” – . el nombre divino aparece también relacionado en textos arameos como “qaddîšê ʿeloyônîn” (Daniel 7:18 y otros), en hebreo “bênê ʿelyôn” (Salmos 82:6), en relación con las kotharatu/sassuratu, las siete “ninfas” de la Fertilidad Humana y del Alumbramiento. De ésta guisa, también el relato bíblico vuelve a incidir en los aspectos tradicionales de sus atributos como “diseñador de la raza humana” por parte de las divinidades afectas y dentro de los generales mitemas de Oriente Próximo.
« [El príncipe Ea habló [...] el la estaba provocando. [..ella] recitó los conjuros (y) después que hubo recitado sus conjuros, sacó la mano de su arcilla (fluido vaginal), separando catorce piezas de arcilla, siete puso a su derecha, siete puso a su izquierda (y) entre ellas puso el ladrillo (paritorio) [...] …pelo (¿?), el cuchillo del cordón umbilical. El Sabio y Erudito a las siete sassuratu convocó en asamblea (y) las siete, varones trajeron (al mundo) (y) las siete, mujeres trajeron. Las Diosas del Alumbramiento, las que asignan el Destino. Ellas les colocaron por parejas, les colocaron por parejas en su presencia, desde el momento en que Mami (La Diosa Madre) concibió los designios para la raza humana. » Pasaje de la “Epopeya de Atra-hasis” K 3399+ 3934 (S), reverso iii. Copia del Siglo XVII a.c.
Ahondando en la extensión de las creencias hacia ʿElyôn/Ea en Canaan y Siria, se cita al dios “Elioun” en la “Teología Púnica” recopilada por el obispo Eusebio de Cesarea en su “Praeparatio Evangelica” - Basada en los textos de Sanchuniathon y tomando como fuente a Filón de Biblos -, y al que denomina en griego “Hypsistos”, “El mas Alto”. Elioun y su consorte Berouth, serán los padres de Epigeo y Ge, “Los Cielos y la Tierra”, donde Epigeo, en el papel de Urano, será padre de Cronos y de Zeus-Demarous. De ésta guisa, también aparecerá en el mitema hurrito-hittita del “Poema de Kumarbi” (CTH, 344), donde parece el dios “Alalu” y en la Teogonía de Hesíodo como “Epigeo” . También aparece con el termino “ʿl wʿlyn” (KAI 222 A) en textos ugaríticos como relacionado con la Luna/Noche , el dios Sîn semítico.
En conclusión, y como conjetura, recordando las apreciaciones de Kramer, es probable que estemos hablando de una divinidad de carácter supremo establecida ya en el periodo de El-Obeid y precedente a las creencias cósmicas establecidas en la Baja Mesopotamia por los sumerios con anterioridad al periodo proto-dinástico. Una deidad cuyos atributos principales estaban relacionados con el conocimiento y la evolución de las prácticas agropecuarias. Un conocimiento que contribuye a la Fertilidad, como incremento de las dádivas de la tierra y por ende, a la de la misma Humanidad y su progreso. Produciéndose, posteriormente, un proceso sincrético fruto de la incorporación de las creencias cósmicas procedentes del Pérsico. De esta guisa, el dios patronal de Eridu(g) se integrará en los dogmas sumerios, compartiendo su supremacía con una tríada, como sugiere Parpola, que se vinculará con las religiones del Indo y cuyo vehículo será el comercio a través del Golfo Pérsico.
Situación que se modificará ante un nuevo proceso cultural aglutinante con la incorporación del pensamiento acadio. Una religión la acadia que con anterioridad al periodo sargónida, mantenía una dualidad suprema, de carácter semítico, masculina/femenina que se acompañaba de un panteón de dioses menores - Caso de Šamaš, Sîn, Adad, Dagan, o Ea que representaban fenómenos y circunstancias naturales. Como nota decir que otra divinidad era el rey, o “Sarrun” -, a partir de cuya estructura se sucederá un sincretismo religioso con la cosmología sumeria. De ésta forma, los dioses acadios son asimilados con sus supuestos paralelos sumerios, asumiendo, y en éste caso, el dios Ea los atributos de Enki. (A. Westenholz, 1999). Una divinidad semita, “La Vida”, que mantenía evidentes paralelismos de personalidad con diferentes “Dioses de las Tormentas” sirio-canaanitas y hurritas - como las aguas que fertiliza la tierra en un biotipo no mesopotámico -, entre ellos el dios canaaneo Elyon. Un ʿElyôn que también, y como título, será asumido por nuevo dios traído por la tribu de Judah, YHWH, desde el Valle de HaArava en el Sinaí, pero, esto último, es una historia ya contada.
Referencias:
“Dictionary of Deities and Demons in the Bible (DDD)” Karen van der Toorn et all (1999)
“Mesopotamien. Akkade-Zeit und Ur III-Zeit” W. Sallaberger y A. Westenholz (1999) (English version)
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El mundo del misterio desde un punto de vista escéptico